sábado, 4 de agosto de 2018

Milano

Dos conocidos;
recuerdos borrosos

La noche les acompañó; 
el aire, los vientos.

La sangre brotó; 
el sudor se hizo duro;
los ojos se cerraban.

Ella y él;
él y ella.

Forcejearon;
hasta que acabó.

Hablaban mientras sus piernas;
doloridas y velludas;
se tocaban.

Soñaban y sus manos;
entrelazadas.

El tiempo se los comió;
un jugo de naranja y ya.

Guardaron secretos en pantalones;
y su amor en los pechos;
¿de nuevo? No.

Algunos vidrios tronaron;
y rompieron sus zapatos.

Pero lo lograron;
ni una lágrima.

Alone, Henri de Toulouse-Lautrec