jueves, 25 de julio de 2019

Te ves ilegal

Mi padre vivió dos años y medio en Estados Unidos, entró y salió del país de manera ilegal. Estando allá, compró papeles falsos (o de algún ciudadano que vendió sus papeles) y pudo moverse sin temor a ser deportado.

Excepto un día, cuando manejaba de noche en su auto y una patrulla le indicó que se orillara. Bajó la ventanilla esperando que todo saliera bien. El oficial le pidió papeles de identificación y circulación; sin dudarlo, se los dió. Inspeccionó el auto y después de un rato le dio un 'ticket' por manejar con un faro fundido.

Lo supo desde el primer momento en que vio la patrulla; si hubiese querido, el policía lo habría detenido y deportado no sólo por ser ilegal, sino por verse como uno. Su tez morena, baja estatura, cuerpo ancho y su inglés cortado fueron, en su momento, una sentencia silenciosa que lo condenaba a miradas, frases y ademanes de rechazo.

Aquel policía lo dejó ir, tal vez por compasión, tal vez por evitarse el papeleo, pero lo cierto es que la vida de una familia dependió de su decisión.

Hoy recuerdo esto como una anécdota, pero cuando él lo contó pensé que era una historia de terror.

Te extraño, mucho.

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